domingo, 22 de junio de 2008

NY sigue siendo algo especial para mí. Bautista me preguntó una vez "vale, te gusta NY, pero para hacer qué?" Nunca le contesté, pero creo que me gusta no como camino para conseguir un objetivo, sino por el mero hecho de existir. Su energía me llena sin tener que hacer nada.

Sin embargo, esta visión que podría tener como consecuencia una estancia absolutamente contemplativa tiene el resultado opuesto: no paro de hacer cosas en todo el día. Ayer me apunté a una experiencia bastante singular. Una clase de yoga en el medio de Times Square. La publicidad rezaba "hay gente que logra encontrar el equilibrio en la cima de una montaña, lo puedes encontrar tú en el medio de Times Square?" Y la verdad es que era difícil con las sirenas de la policía y los bomberos, los turistas haciendo fotos como locos y toda la masa de gente que por ahí pasa, pero como experiencia ha sido única. Desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche en el centro de la plaza se organizaban clases de una hora con más de 200 personas y me colé en una. Después de la mía, leyeron un pequeño relato sobre la ciudad y sus habitantes y sus energías contrapuestas.

2 comentarios:

coqe dijo...

jjjaaajjjaaa,
has sacado a la pequeña Carrie Bradshaw que hay en tí! Bien hecho! Viva NYC y viva tú!

puki dijo...

gon,gon...que budista tu nombre!!gon,gon,quitate el tacon,quitate el tacon......si cualquier dia nos dices que no vuelves....disfruta culico,un besico